Pese a ser incluidos en la mayoría de los casos como aditamentos orientados a conseguir un aspecto más “racing”, los alerones se ocupan de una función trascendental: conseguir una mayor adherencia del vehículo.
El alerón no es un mero elemento estético. En la última década se han difundido los alerones con fines más estéticos que prácticos. Por lo tanto, vale aclarar que la función básica de los estos aditamentos es la de conseguir una mayor adherencia del automóvil.
Para comprender como llevan a cabo su tarea los alerones es oportuno señalar que comparten el principio de funcionamiento con las alas de los aviones: el efecto de la sustentación. Sin embargo, el resultado buscado es el contrario. En ningún caso un alerón incrementa la velocidad final del vehículo
Los aviones se elevan ya que el aire que pasa por la parte superior del ala recorre un trayecto más largo que el flujo que se desplaza por la parte inferior. En consecuencia, se genera baja presión en el sector superior y alta presión en la parte inferior del ala. De esta manera el avión logra elevarse. Pero, tal como se aclaró, el efecto buscado en un automóvil es el contrario. Por ello, al invertir el ala se obtiene el efecto opuesto. Pero esa fuerza que “pega” el auto al piso, ocasiona una merma notoria en la velocidad final.
Cabe mencionar que a mayor velocidad, también crecerá la fuerza descendente que el alerón genere. Por ejemplo en los autos de Fórmula Uno o del CART, en menor medida, se busca una mayor adherencia en curva por medio de la aplicación de alerones de considerables dimensiones. Por ello, se perjudica el coeficiente aerodinámico y la velocidad final disminuye. En el equilibrio entre una adecuado comportamiento y una correcta velocidad está la clave de la elección de los pilotos. En caso de que el alerón haya sido correctamente diseñado para el modelo en que se aplica puede llegar a ofrecer una pequeña mejora desde el punto del comportamiento dinámico, pero a una elevada velocidad.
En la mayoría de los “autos masivos” lo que se generará será una pérdida de velocidad final, además de incrementar el consumo a causa de haber “empeorado” el coeficiente aerodinámico.