Napalpí fue la matanza de aborígenes tobas que pedían mejores condiciones de trabajo y de vida. Al reclamo de derechos se les respondió matándolos, mutilando los cadáveres, dándoles a todos ellos y a las generaciones venideras el mensaje grabado en sangre de su “deber” de callarse.
Hoy, a 85 años de ese genocidio, los pueblos originarios siguen pidiendo por calidad de vida. Algo tan básico como el agua, tierras, alimento. Sus tierras ya no alcanzan para alimentarlos.
Desde el gobierno actual, el Instituto de Cultura hace mucho por revalorizarlos, sin embargo desde lo económico y social es poco lo que se hace para sacarlos de una situación social de extrema pobreza y de enfermedades endémicas evitables: Chagas, tuberculosis, desnutrición….y ahora además ¿sumarán el dengue y la gripe A?
ES un día para reflexionar: genocidios, derechos, exterminios. ¿Cómo revalorizamos la vida, la de todos los seres humanos, sin sentirnos superiores unos a otros? ¿Cómo unirnos en reclamos que cambien realmente la situación de vida de muchos hermanos que no tienen ni siquiera lo básico para vivir?
Hoy nos atormenta la Gripe A, en el verano nos atormentó el dengue, ¿podemos imaginarnos lo que es vivir atormentado por enfermedades que pueden prevenirse, pero que nos superan por la falta de información y de recursos?
LA pobreza y el olvido son dos enfermedades endémicas que sufrimos los argentinos. Podemos prevenirlas, con acciones concretas, pero nada hacemos. Vivimos genocidios silenciosos y nada cambia hasta ahora…seguimos como siempre…cinco siglos igual…
¿Podremos hacer algo para cambiarlo?
