
En realidad desde antes del fin del año pasado, con Martin ya teniamos casi todo listo para poder Bautizar a Martina y en los últimos meses fuimos ultimando detalles, logrando que todo saliera de la mejor manera posible, y así fue.
Tuvimos en primera instancia un viaje bárbaro, salimos de La Plata al medio día por razones de trabajo, solo teniendo el inconveniente que tardamos 3 horas para llegar a Lujan 130 km. por Autopista, cuando llegue al peaje de Dock sud, pague hice 20 metros y el tráfico se murió, tardamos 20 minutos para hacer los 4 km. que hay desde el peaje hasta la AU 25 de Mayo, imagínense lo que fue llegar a Lujan.
El resto fue como tiro 1002 km. en 9 horas, más ó menos. Todo el día estuvimos comunicados con Martin y el loco nos esperó hasta las 2:30 de la mañana, cuando llegamos había terminado de lavar el auto. Nos guio hasta el dpto. donde nos alojamos en Mendoza y guardamos el auto en la casa de Montivero padre (todo un personaje)
El día del Bautismo tuvimos la visita de Teresa y de Martina en el dpto. y de ahí nos fuimos todos juntos a la Iglesia, hay conocí al resto de la familia de Martin, y Juan Manuel, integrante también del Club, un porteño radicado ya hace tiempo en Mendoza.
La ceremonia de Bautismo fue muy linda, el cura un tipo muy agradable, la iglesia realmente hermosa, Martin en todos los detalles, organizando todo, con dos celulares en la mano, indicando donde había que estar sentados, desde donde se debían sacar las fotos, creo que hasta le indicaba al cura cuando debía dar vuelta la página de lo que leía.
La que realmente se portó una maravilla y fue la estrella del Bautismo, como correspondía fue Martina, se pegó un sueñito, tomo la teta, se rio con todo el mundo, con el cura, cada vez que se acercó a ella, con Martin cada vez que le hablaba o le hacía alguna morisqueta, con la madrina, con el fotógrafo, y hasta con el nenito que estaba atrás y que lloraba como loco, Martina torcía la cabeza lo miraba y se mataba de la risa.
Después tuvimos un almuerzo familiar, muy agradable, donde me reí mucho con el suegro de Martin, un Cordobés radicado en Mendoza pero que lleva su tierra Cordobesa a flor de piel, en realidad todos, desde los padres de Teresa sus hermanos y sus sobrinas y los Padres de Martin, una hermosa familia, muy agradables y particularmente muy amables, para con nosotros. Cosa que sigo agradeciendo.
Después Martin nos sacó a dar una vuelta en el Nene como él le dice. (Hacía rato que no me subía a un Duna) y nos mostró algunos trucos de como circular por Mendoza.
En los días sucesivos fuimos conociendo la Ciudad y sus atractivos, todo con las indicaciones que Martin nos daba y anduvimos de primera, salvo un día que fuimos al Cerro de la Gloria, primero fuimos por el camino al anfiteatro y subimos el cerro que esta frente al cerro de la gloria, en un momento que estábamos mirando desde ahí la ciudad Martin me llama por celular a ver dónde andábamos y en medio de la conversación siento que algo derrapa por la piedra y era mi mujer que se había cagado de un golpe, cosa habitual en ella. Terminamos la charla telefónica y ayudamos a levantar a mi mujer. El resultado un hueso del dedo gordo del pie izquierdo fisurado.
Igualmente seguimos conociendo Mendoza, ahora con la renga a cuesta, fuimos a visitar la bodega de Chandon, también gestión a cargo de Martin, donde tome lo que me tocaba degustar a mí, y me miraron mal cuando sugerí hacer una jarra loca con lo que muchos iban dejando en los vasos. Una experiencia muy linda las visitas a las bodegas. También nos sacamos las ganas de mandarnos para el lado de la montaña, y nos fuimos a Potrerillos. Lugar espectacular.
Martin nos había advertido que podíamos tener dificultades para poder dormir por las noches, por culpa de Los Harleystas. Si justo los días 18 y 19 había en Mendoza en encuentro anual que hace Harley Davidson en Mendoza, mi pensamiento fue Harleys´(cae baba) y bue´Harleys. Después escuche que 400 eran las motos que estaban por ahí. Una noche llego al centro con el auto y de la nada salen dos motitos con agentes de tránsito que cierran la esquina y nos hacen pasar a quienes veníamos por la avenida, la esquina con semáforo en rojo, me pregunte que pasara? Justo veo un lugarcito donde estacionar el Morocho, me bajo y veo pasar raudos a los agentes de tránsito y atrás una MANADA DE HARLEYS DAVIDSON impresionante, más de 200 seguro. Un espectáculo que me puso una piel de pollo mojado y desplumado que se no puede creer, pudimos ver todos los modelos y todas las modificaciones que se te pueden ocurrir en una Harley en dos minutos.
Por supuesto que con mi compadre nos juntamos para cenar, y tomarnos unos vinos, en más de una oportunidad, donde era inevitable hablar del Club del Duna y particularmente de su gente. Les aseguro que Martin tiene muy, pero muy presente a todos los que forman parte de este Club, desde los que ya no están, los que pasaron de sobre vuelo y los que están siempre, desde los que conoce personalmente hasta con los que mantiene permanente contacto. Y si les dimos a todos para tengan, para que guarden, para que dejen añejar y si es mucho para que regalen. ja!
De los autos ni nos acordamos, solo tuvimos como tema de conversación del Club, su gente.
Es que la cosa es así, no una marca de auto, si no este grupo de gente genera estas cosas, por eso hoy le puedo agradecer al Club de Fiat Duna, poder tener a un loco lindo Mendocino como amigo y Martina como ahijada.
P.D. La vuelta Mendoza - La Plata le clave 10 horas exactas.
Un Saludo!
